Los hermanos van Gogh sostuvieron una nutrida y constante correspondencia que fue compilada en un volumen titulado Cartas a Theo. En ella podemos ver cómo Theo, que apoyó a Vincent cuando no tenía ni para comer, le procuró a su hermano, entre otras cosas, el material necesario para que siguiera pintando. Si hoy podemos admirar la obra de Vincent, en buena medida es gracias a la generosidad de Theo.
En una emotiva carta, Vincent le agradece a su hermano los insumos de los que lo provee incluso a costa del bienestar de su familia, y por eso se compromete a seguir pintando para retribuirle con cuadros su generosidad. En esa carta Vincent escribe lo siguiente:
Quisiera que te haga sentir bien esta verdad: que dando dinero a los artistas, tú mismo realizas obras artísticas...
Dos mujeres en el bosque
(Vincent van Gogh, 1882)
Pero esto me daría igual, querido hermano, si yo no sintiera que tú mismo debes sufrir esta presión que actualmente ejerce sobre nosotros el trabajo.
Mujer cosiendo
(Vincent van Gogh, 1881)
No tardes, si esto no te molesta demasiado; no tardes en enviarme el luis y la tela.
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